No es sorpresa que la Palabra de Dios esté en el corazón de Quien somos.
Inspirado por el Espíritu Santo, San Arnoldo Janssen fundó la Sociedad del Verbo Divino para continuar el trabajo iniciado por Jesús. Continuamos con su misión a través de la fe en el amor de Su Padre y el servicio que proveemos en su nombre.
Como misioneros, nos esforzamos en hacer el amor de Dios visible en nuestras vidas, así como en las vidas de aquellos a quienes servimos. Como una comunidad étnicamente diversa, buscamos manifestar unidad al celebrar nuestras diferencias. Nuestros lazos se refuerzan a través de la oración compartida, la celebración de la Eucaristía y la escucha atenta de la Palabra de Dios. Trabajamos donde el Evangelio no ha sido predicado en plenitud. Trabajamos donde la Iglesia local no es viable todavía. En estas circunstancias, estamos especialmente dedicados a servir a los pobres y oprimidos.
El Espíritu Santo nos inspira y nos guía en todo lo que hacemos. El Espíritu nos faculta para discernir la voluntad de Dios, ayudándonos a entender lo que el Evangelio significaba cuando fue escrito y lo que significa hoy. El Espíritu nos ayuda a descifrar los signos de los tiempos y a aplicar el Evangelio en circunstancias específicas. Sin importar donde servimos, nos involucramos en una conversación respetuosa y en una relación con la comunidad local. Este “dialogo profético” nos ayuda a discernir los nuevos caminos que el Espíritu Santo nos pueda estar mostrando.
Nos esforzamos por:
Acercarnos a los que no tienen fe o la están buscando.
Esto incluye a los que se han alejado de la Iglesia y a aquellos que han sido descritos como “buscadores de fe.” Esta relación es de mutuo beneficio porque cuando compartimos nuestra fe con los que no tienen una, o aquellos que están buscando, descubrimos las limitaciones en la nuestra, y como resultado somos desafiados a crecer.
Nuestro llamado a la misión es:
"Acercarnos a los que buscan la fe y a las personas que no pertenecen a una comunidad de fe, involucrándonos en la primera evangelización y la re-evangelización.” (XV Capitulo General 2000)
Involucrarnos en un dialogo respetuoso con diferentes culturas para construir la unidad y remover cualquier estigma de división.
Aprender un nuevo idioma o entrar en una nueva cultura no es algo fácil. Esto requiere autodisciplina y un poco de sacrificio, el cual termina en una gran recompensa. El resultado es una relación más profunda con otros que ayuda a nuestro entendimiento del Evangelio y nos invita a la unidad.
Nuestro llamado a la misión es:
"Una invitación al dialogo profético con personas de diferentes culturas, para así aprender de y compartir en la diversidad de dones otorgados por el Dios de la vida.” (XV Capitulo General 2000).
Imitar el ejemplo de Jesús al llevar la Buena Nueva a los pobres.
Mientras que muy a menudo pensamos en los pobres como aquellos que carecen de recursos materiales, el termino es más inclusivo que eso. Incluye a aquellos que son oprimidos o marginalizados debido a su género, raza, apariencia, habilidad física, edad, ideología política, educación u otras razones. Somos llamados a construir puentes de solidaridad entre las personas independientemente de su estatus social o económico.
Nuestro llamado a la misión es:
"Una invitación al dialogo profético con los pobres y marginalizados de nuestro mundo al buscar promover un desarrollo humano integral". (XV Capitulo General 2000).
Reflexionar sobre lo que el Concilio Vaticano II nos enseñó – el profundo respeto que les debemos tener a aquellos creyentes que no comparten nuestra misma tradición y nuestra fe.
Nuestro mundo es hoy a menudo afligido por desconfianza sobre aquellos que no comparten la misma fe. Promovemos tolerancia, apertura y respeto hacia aquellos que siguen otras tradiciones.
Nuestro llamado a la misión es:
"Una invitación a estar más comprometidos con el dialogo profético con las otras iglesias cristianas con seguidores de otras tradiciones religiosas y con personas comprometidas con diversas ideologías.” (XV Capitulo General 2000).
Nuestros Principios:
Apostolado Bíblico
Estudiar, orar y predicar con la Biblia era central en la vida de San Arnoldo Janssen. Como consecuencia, era natural que él la promoviera entre sus compañeros de misión de la misma manera que lo continuamos ahora nosotros.
Comunicación
San Arnoldo Janssen entendía la importancia de la comunicación verbal, especialmente entre diferentes pueblos, grupos y culturas, para esparcir la Buena Nueva del Reino de amor de Dios. El también promovió la comunicación escrita. Cinco meses después de fundar el seminario en Steyl, Holanda, inauguró una imprenta.
Animación o Concientización Misionera
San Arnoldo Janssen entendía la necesidad de concientizar a los laicos sobre la actividad misionera y animarlos a participar. El éxito de los esfuerzos misioneros requiere un compromiso que se extienda más allá del misionero y llegue a la comunión de toda la Iglesia.
Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC)
Inspirados por nuestro fundador, deseamos ofrecer nuestro servicio a las causas de justicia social, esfuerzos por la paz y el cuidado de nuestra tierra. Esto incluye nuestra dedicación a abogar con organizaciones como VIVAT Internacional que promueve los derechos humanos a nivel local, nacional e internacional.
¡Done Hoy al Verbo Divino!
Su donativo ayuda a nuestros misioneros a llevar el Evangelio de Cristo a los pobres y necesitados de todo el mundo.